La rebelión de Turigi en la Muela de Bicorp, se produce como consecuencia de los bandos de expulsión de los moriscos, durante los últimos días de agosto de 1609. La reacción que despertó entre los pobladores, conllevó el levantamiento de los moriscos del valle de Ayora que reunidos en el pueblo de Teresa, tomaron por caudillo al bandolero Pablillo Ubecar. Una vez organizados subieron a la Muela de Cortes y desde allí bajaron a Bicorp y al resto de pueblos de la Canal, con la finalidad de obtener adhesiones para su causa o asaltar a la fuerza la resistencia cristiana de aquellos pueblos.
El último tren
La inestabilidad política y los conflictos dinásticos producidos en España, durante la primera mitad del siglo XIX, no eran el mejor de los escenarios para desarrollar las inversiones necesarias, muchas de ellas de capital extranjero, para la implantación de una red de ferrocarriles que compitiera con los caminos reales construidos un siglo antes.
Fue la Real Orden de 31 de diciembre de 1844, la norma básica reguladora de las primeras líneas que entraron en servicio a cargo de compañías privadas que recibieron ventajosas concesiones por parte del Estado. Detrás de estas sociedades encontramos a muchos de los políticos del distrito electoral de Enguera, que envueltos con la bandera del progreso y la modernidad, diseñaron los itinerarios y materializaron los trazados de estas concesiones, de las nuevas líneas del ferrocarril, en base a priorizar la rentabilidad de sus inversiones, entre las cuales nunca estuvimos nosotros. La construcción de estos nuevos caminos de hierro, al menos en nuestra zona, a grandes rasgos, transcurre de forma paralela al Camino Real y supuso, en sus inicios, una nueva forma de transporte de personas y mercancías que aventajaba al antiguo camino en la rapidez y seguridad de la ruta, en ambos sentidos, entre Madrid, Almansa y Valencia.
Los terremotos de 1748
La presencia en nuestra zona de lo que se conoce como canales triásicos son un elemento geológico esencial a la hora de acotar la transformación de nuestras tierras en base a una orogenia que, durante el Mesozoico, posibilitó que las placas tectónicas de África, India y la de Cimmeria chocaran contra la placa de Eurasia. Este proceso posibilito la formación de las principales cadenas montañosas del Sur de Europa y Asia, comenzando en el Atlántico, pasando por el Mediterráneo y el Himalaya hasta Java y Sumatra.
Leer el articulo.
Anna y la encomienda de Montalbán entre los siglos XIII-XIV
El 1 de febrero de 1246 siendo obispo de Valencia Arnaldo de Peralta, se firma la concordia entre el Cabildo de la Catedral de Valencia y el comendador de Montalbán sobre las iglesias de: Museros, Enguera, Anna, Orcheta y Torres. En esa misma fecha, se firma un convenio entre el Obispo y Cabildo con el Comendador de Montalbán sobre el patronato, diezmo y primicias de las iglesias de Museros, Enguera, Anna y Orcheta y una concordia con los religiosos de Santiago sobre los diezmos de Anna, Enguera, Orcheta, Torres y Museros. Resulta evidente que en el siglo XIII ya existe un clérigo al cargo de la escasa comunidad cristiana de la Villa, que ante la falta de un templo cristiano, ejerce su ministerio, como parroquia de moriscos, en la capilla del castrum en la Alameda.
El nacimiento de la parroquia de Anna
Los nuevos pobladores que llegaron a nuestra tierra, tras la cesión de la Villa a Pelagio Pérez de Correa, se establecieron en el entorno de la Alameda, lugar que hasta el siglo XIII habían ocupado como muladíes[1] los descendientes de los fundadores[2], obligando a estos a establecerse como mudéjares[3], en la zona conocida como Caída del Rahal y posteriormente, como moriscos[4], en el asentamiento de Vilanova de Anna en la partida de Ágres.
Dado que el sustrato fundacional de la Villa profesaba el islam, no resulta aventurado suponer que durante el transcurso de estos cinco siglos desde el establecimiento de la población en la Alameda, hasta la cesión de la Villa a los Santiaguistas, los vecinos, mayoritariamente muladíes, hubiesen levantado un lugar de culto y enterramiento en el entorno de la alcazaba o recinto fortificado construido en este lugar. Del documento de cesión de la Villa a Isabel de Borja se extraen evidencias documentales de la existencia, a mediados[5] del siglo XV, de una Mezquita, en buenas condiciones, en el entorno de Alameda que necesariamente contemplaba en sus proximidades una necrópolis donde enterrar a sus muertos. En este sentido recordamos que en la década de 1960, en el recinto de la plaza, se hallaron algunos enterramientos que la gente del lugar atribuyó «a los moros», aunque nunca fueron estudiados más allá de la curiosidad de los vecinos, conocedores de estos hallazgos, y con el paso del tiempo olvidados.
[1] Pobladores, no musulmanes, que durante la conquista profesaron el islamismo.
[2] Mayoritariamente de credo musulmán.
[3] Musulmanes que vivían en territorio de conquista, a los que se les permitía vivir su religión a cambio del pago de tributos.
[4] Musulmanes que en territorio conquistado, eran sometidos al bautizo forzoso.
[5] 27 de marzo de 1455.
La fundación de la Villa. Muladíes y mozárabes
Es precisamente el hecho de significar con un nombre, el lugar donde se habita, el principio de identidad que marca el nacimiento de un pueblo. A partir de aquí identificamos a un grupo de personas con un territorio, el paisaje y con una forma concreta de enfocar la trascendencia del hombre. En ese tránsito, subyace un ejercicio de introspección que denota el comienzo del proceso de socialización de los individuos que forman la colonia. Es entonces cuando nos reconocernos en unas costumbres, vamos perfilando nuestro recorrido como pueblo dejando las primeras evidencias del nacimiento de una comunidad organizada, distinta de cada uno de aquellos asentamientos que se dieron en la romanización, pero iguales en la base en la que se edificó el mestizaje étnico, religioso y cultural de la población.
Nuestro relato, como pueblo, comienza a partir de ese momento fundacional, no datado históricamente, pero que podemos situar a finales del primer milenio, justo en el apogeo del avance de la conquista musulmana en estos territorios. Es entonces cuando comenzamos a registrar, por primera vez, el nombre de Yanna como referencia a un grupo humano que se asienta en las tierras del interior abarcando, en diferentes épocas, los asentamientos de: Agres, la Moleta, el Poblado y las heredades de Toñuna y el Pelao.
«…Castrum et Villam que dicitur Yanna.»
Carta abierta a D. Liborio, autómata de profesión
Anna 30 de octubre de 2013
Querido e ilustre paisano:
Ruego permita la licencia y excuse mi atrevimiento al enviarle estas letras, a pesar de no haber sido debidamente presentados, y deseo que al recibo de la presente se encuentre ya reparado de los muchos achaques y problemas de salud que le aquejaban tiempo atrás.
Al dirigirme a Vd., a través de esta carta, albergo la esperanza que alguien, un día de estos, pueda leérsela en su nueva residencia del Museu Internacional de Titelles d’Albaida, donde según me han contado a cambio de mostrarse al mundo de lunes a viernes desde las 11 a las 14 horas, recibe los cuidados que su pueblo no le supo ofrecer.
Leer la carta abierta a D. Liborio, autómata de profesión
Centenario
Aproximación historiografica al músico de Anna Joaquín García de Antonio
Cien años de música, músicos y filarmónicos en Anna
Leer el libro
Los fundadores, nos mostraron el camino para construir una Sociedad que vertebrara la comunidad, y fuese capaz de trascender en el tiempo. Para ello, cimentaron el edificio de aquella primera ilusión, en un poderoso triangulo que debía armonizar la música, los músicos y los filarmónicos mediante la palabra. La misma que desde antiguo, marcó el camino por donde transitaron las ideas de la ilustración y la esperanza de progreso de los pueblos. Aquellos que como el nuestro, alejados de la prosperidad y el desarrollo, encontraron entre los suyos a personas que en el desierto cultural y demográfico que compartimos, cultivaron el amor por la música.
Este ideal ha sido durante un siglo, la poderosa y eficaz herramienta que, en tiempos de precariedad, nuestros antepasados utilizaron para convertir a la «Sociedad Filarmónica Banda de Música Nueva Artística de Anna», en legado de su tiempo y patrimonio de las futuras generaciones.
José Izquierdo Anrubia