La riada e inundación de 1864.
Cuenta mi madre que cada cincuenta años la rambla del río Sellent se desborda con una fuerza desmedida a causa de las aguas que aporta el barranco de Benchor al riachuelo de la Albufera. Esta apreciación, que tiene el valor de veracidad que aporta la tradición oral y la inexactitud que acumula el paso del tiempo, mantenía la virtud de retener en el imaginario de los paisanos la marca del paso del tiempo, que en muchos casos, venía definida por la latencia de las riadas en el devenir de un río que desde el siglo XIII hasta mediados del XX determinó la actividad económica de la población.