A lo largo de estos años, ha sido para mí un privilegio haber compartido la ilusión de que algún día el sueño de aquel cura de pueblo de firmes convicciones, de gesto adusto y humilde presencia, pudiera ver la luz. La providencia, su fe en las personas a las que confió el manuscrito y la perseverancia de todos cuantos han tenido acceso al documento, han permitido que el recuerdo del trabajo de este hombre bueno que tanto quiso, en silencio, a esta tierra y a sus gentes no cayese en el olvido.
Anna 2009-2015