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A lo largo de los más de quinientos años en la vida de nuestra parroquia, en los buenos y en los malos tiempos, nuestros antecesores han respondido a la llamada de los sonidos de estas campanas; siempre guiados por su fe y a la búsqueda de algo tan humano como la Misericordia. Con el paso del tiempo y junto a estas piedras donde comenzó el camino por el que transitaron sus vidas fueron, generación tras generación, labrando un trozo de la memoria personal y colectiva de Anna.