La marca del territorio.
El siglo XVIII representa, para Anna, la creación de un poder político de carácter local, desligado de la influencia territorial que caracterizaba a los señoríos en los siglos anteriores. El primer paso de este camino que configurará el municipio tal y como lo conocemos en la actualidad, se da el día 9 de junio de 1762 al acordar el Ayuntamiento la incorporación de la Villa de Anna a la Corona. Desde este momento, la separación entre el poder local ejercido por la nueva burguesía emergente y el control político y económico llevado a cabo por los señores de la Villa fue cediendo terreno a favor de los primeros.